diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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La crítica literaria en Argentina: todo un género
Grupo de investigación de literatura argentina de la UBA (Comp.). Ficciones argentinas. Antología de lecturas críticas. Buenos Aires, Norma, 2004, 366 págs.

I . La reconstrucción del objeto

“Ésta es una antología razonada de textos críticos sobre narrativa argentina” dice el prólogo que abre este libro. Literalmente se trata de una serie de artículos de crítica literaria sobre ciertos autores de ficción, especialmente elegidos –Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges, Roberto Arlt, Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Julio Cortázar, David Viñas, Antonio Di Benedetto, Rodolfo Walsh, Manuel Puig, Juan José Saer– que, bajo el título de Ficciones argentinas, pone en escena un particular desarrollo de la literatura argentina contemporánea. No queda justificado el criterio de selección de los autores elegidos salvo por el hecho de que, desde 1990, sus “poéticas” se han constituido en objeto de investigación del grupo compilador de este libro a fin de tender “hacia una historia de las poéticas del relato en la literatura argentina del siglo XX”.
Los artículos recopilados –dicen los responsables– han incorporado a la tradición crítica nuevas perspectivas sobre un autor, formulado “condensaciones sagaces y perdurables” o iluminado “innovaciones formales con nuevos paradigmas teóricos”, ofreciendo las lecturas que no sólo han diseñado las maneras de leerlos sino, muchas veces, los legitimaron definitivamente poniéndolos a la cabeza de la literatura argentina. Pero, además, los críticos, a veces por estos artículos entre otros, se han puesto también a la cabeza del género, crítica literaria, en el sistema de la literatura argentina: así aparecen los textos de Pezzoni y Molloy sobre Silvina Ocampo, los de Nicolás Rosa y Schmucler sobre Cortázar, el de Viñas sobre Arlt, el de Sarlo sobre Borges, o el de Rama sobre Walsh, entre muchos otros (véase al final, los artículos incluidos). Se explica, también, que no son sólo los méritos particulares de cada uno de los artículos los que motivaron su inclusión sino además que, aparecidos por primera vez en revistas o recopilados en libros nunca reeditados, de difícil acceso en sus ediciones originales, circulan en copias a menudo sin referencias bibliográficas, lo que impide reconstruir su contexto de producción. Por ello cada artículo se acompaña con una noticia de su autor, las circunstancias de publicación y la importancia que ha tenido en la historia de la recepción crítica del narrador estudiado. Se anuncia, asimismo, un segundo volumen donde se considerarán narrativas posteriores a 1976, momento a partir del cual, según el adelanto de una hipótesis fuerte, se produjeron profundas transformaciones en el sistema literario argentino.
Quienes hacen esta compilación, solicitaron las autorizaciones de reedición y escribieron las breves noticias, son los que integran el grupo de investigación de Literatura Argentina de la UBA: Florencia Abbate, Aníbal Jarkowski, Adriana Mancini, Jimena Néspolo, Renata Rocco-Cuzzi, Graciela Speranza, Isabel Stratta y Patricia Wilson, indicados mediante iniciales al final de cada entrada al pie de la primera página de cada artículo.
¿Por qué digo que este libro sugiere un particular desarrollo de la literatura argentina contemporánea? Porque permite simultáneas lecturas, junto a la anunciada en el prólogo, rearmándose, según lo requiera el lector, como varios objetos a la vez. Por un lado, ya lo dije, una práctica antología de artículos críticos que vienen circulando las más de las veces en gastadas fotocopias –habrá que ver si puede vencerlas o sólo permitirá que haya nuevas–. Por otro, una especie rara de historia de la literatura argentina donde el criterio de ordenación de los autores de ficción elegidos parece ser el de aparición cronológica en este mundo a partir de Macedonio Fernández hasta llegar a Juan José Saer. Pero además, una muestra –si no completa, de lo más sobresaliente– de los modelos y operaciones de la escritura crítica argentina. Finalmente, entonces, una antología de documentos críticos que permite pensar, o ir pensando, una historia de la crítica literaria argentina y, en consecuencia, un corpus que abre la posibilidad de plantearse un aspecto para el armado de una historia de la lectura, por lo menos crítica, en Argentina. En definitiva, un corpus interesantísimo –por calidad y legitimidad, tanto sea por los autores de ficción como por los autores de los trabajos críticos– para pensar algunos problemas que calan o debieran calar hondo entre intelectuales, escritores, gente de letras por lo menos: ¿qué es la crítica? ¿qué es la crítica literaria? ¿qué significa hacer crítica literaria en Argentina? ¿qué significa leerla? ¿qué significa que haya llegado a ser objeto de edición para grandes editoriales, tenga tiradas masivas y se consuma casi más, sino más, que otros géneros? Demasiadas preguntas para una reseña, más vale un proyecto de investigación que excede este espacio. Sí, en cambio, importa señalar y remarcar que la lectura de este libro, sin decirlo explícitamente, propone estas preguntas, las va guiando, las produce, como en un montaje vanguardista, casi las exige. Es decir, como objeto en sí mismo, resulta un valioso documento para hacer metacrítica, para diseñar el planteo de una teoría de la crítica literaria argentina.

II. Una flexión crítica

El libro, entonces, admite la lectura literal, la de la antología de crítica sobre literatura argentina, pero auspicia por lo menos otras dos que me han interesado sobremanera: la pregunta por la crítica (cómo, dónde, cuándo y referida a qué) y la que muestra de que la crítica literaria argentina constituye a esta altura todo un género con historia propia y credenciales de peso. Hay aquí escritores que se han abocado exclusivamente al género crítica, hay escritores de ficción que abordan el género crítica, hay críticos que hacen crítica al modo de la ficción, especialmente en lo que a escritura se refiere. Se trata, en definitiva, de un corpus de textos críticos, sobre textos de ficción, presentados por otros textos críticos.
Aunque la no despreciable cantidad de erratas tipográficas atenta contra el cuidado de la edición, para quienes la crítica literaria resulta un objeto valioso por su firma, referente, alusiones, lugares de exposición y circulación, pueden ver que este libro, publicado por editorial Norma, viene a poner esta paciente construcción en circulación más o menos masiva. Editar crítica literaria parece redituar y, sobre todo, si se refiere a escritores consagrados. Supongo que Ficciones argentinas está en esa línea y por eso, quizás, en un juego de ironías para el campo, se haya llamado “Ficciones” aunque se trate de “Críticas”.
Antología, si se quiere antojadiza, finalmente la autorizada por los autores de los artículos para la reedición, provoca algunas preguntas que abren la cuestión hacia un ángulo más que importante tratándose de discurso crítico: por qué estos textos y no otros, por qué sobre ciertos autores de ficción aparecen hasta tres artículos y sobre otros sólo uno, por qué algunos no figuran, por qué ciertos críticos llegan a tener tres entradas en escena y otros, tan importantes como los incluidos, no aparecen, por qué el borramiento ex profeso de un editor responsable a quien hacerle estas preguntas. Posiblemente el libro se ofrezca como desafío y se proponga, en estos términos, primero como objeto práctico que pretende enmendar parte de un problema –el de la descontextualizada circulación universitaria de la fotocopia– pero, segundo, y allí resulta todavía más interesante, como objeto que reintroduce, al recontextualizar las cosas –esos artículos y esos críticos–, ciertas polémicas que no vienen nada mal: a veces, los artículos polemizan entre sí, otras con otros que no están presentes e, incluso, con las modas teóricas abriéndoles la puerta o cerrándoselas en forma contundente. Y si bien, hacia adentro de cada uno de ellos se produce el placer de leerlos como textos “de autor”, se sabe que en la colección no puede haber nada ingenuo. Juego de malidicencia, se podría nombrar los/as que no están. No parece lo adecuado. Pero allí se urde otra trama: si bien se dice que la polémica ha dejado lugar a una casi divertida connivencia posmoderna en el campo de la crítica, este libro muestra un consolidado sistema, complejo, de sofisticada sutileza, que renueva y modifica su dispositivo retórico. Para asomarse a ella es necesario tener entrenamiento, el único posible, que se adquiere en la práctica crítica, es decir en la lectura crítica contextualizada.
Como texto que va observando las operaciones de la crítica sobre textos de literatura argentina no sólo muestra, dice, sobre los autores revisitados sino sobre los críticos que aquí exponen y se exponen como modelos sobresalientes de las maneras de hacer crítica. Los trabajos, entonces, hablan fundamentalmente de los autores que los produjeron, de la historia de la crítica argentina, de los enfrentamientos, de las alineaciones, de quiénes son los maestros, quiénes los discípulos rebeldes, quiénes la consolidan en una línea precisa y posiblemente, quiénes aspiran a ser el recambio en el nombre de los compiladores. Muchas veces las hipótesis de lectura sobre los autores de ficción ayudan a leer las formas de hacer crítica. Especie de manual vanguardista de literatura y crítica argentinas retoma los mejores trabajos sobre los mejores autores, con el ingrediente de no incluir a alguno, autores y críticos, preparándose incluso para la polémica.
A la inversa de un proyecto de historia de la literatura argentina, este libro, en vez de encargar el artículo, fue a buscar los artículos más citados. Pero entonces, faltan autores, faltan fechas, faltan datos, hay una organización diferente a la de la enciclopedia y/o el manual de literatura. Con ello ya se dice bastante frente a los otros libros de este tipo. Y si bien el texto se organiza en una línea cronológica referida a las fechas de nacimiento de los autores de ficción sobre los que se habla en los artículos colectados, quedamos autorizados para trazar líneas de lectura diferentes: sobre la cronología que se arma en las fechas de publicación de los artículos donde puede rastrearse un modo crítico previo a la entrada en juego de sistemas teóricos en la crítica literaria argentina y otro después; otra línea en la de los críticos académicos y los no académicos; otra, al ver cuáles han sido las publicaciones que se abrieron paso en el campo intelectual, entre otras variables, por estos autores y estos artículos: Buenos Aires Literaria, Sur, Sitio, Contorno, Los Libros, Punto de vista, El periodista, Comentario, Escritura, la recopilación de Jorge Lafforgue –Nueva Novela Latinoamericana– o la célebre Historia de la Literatura Argentina de Capítulo. Finalmente, puede armarse otro eje según las diferentes generaciones de críticos: se perciben con claridad dos momentos, los que nacen alrededor de finales de la década del 20 (salvo Mastronardi –de 1901–, Bajarlía –de 1914– y Roa Bastos –de 1917) y los que nacen a finales de la del 30 y principios de la del 40. Aquí podrían indicarse dos escalones que muestran cómo los mayores arman una forma de hacer crítica despegándose, poco a poco, de la crítica subjetiva para convertirla en una operación intelectual que pasa a formar parte del pensamiento crítico argentino. Sin duda una producción académica que habrá que estudiar en particular, menospreciada fuera de la universidad, cada vez más apreciada por el lector académico. Se me ocurre un género de interpretación de la historia que, a su vez produce una historia y, también, de placer en la lectura, puesto que lo seleccionado, la mayoría de las veces resulta ser las perlas apreciadas, difíciles de conseguir.

*Los artículos son: “Macedonio Fernández y su humorismo de la nada” de Ana María Barrenechea; “Ideología y ficción en Borges”, “Roberto Arlt, una crítica de la economía literaria” y “Clase media: cuerpo y destino” de Ricardo Piglia; “Borges en Sur: un episodio del formalismo criollo” de Beatriz Sarlo; “Arlt: robar y salir corriendo” de David Viñas; “Adán Buenosayres: la novela de Marechal” de Noé Jitrik; ”La trama celeste” de Carlos Mastronardi; “Las invenciones de Bioy Casares” de Jaime Rest; “Lo arquetípico en la narrativa argentina del 40” de Jorge B. Rivera; “Dominios ilícitos” de Alejandra Pizarnik; “Silvina Ocampo: la exageración como lenguaje” de Sylvia Molloy; “Silvina Ocampo: la nostalgia del orden” de Enrique Pezzoni; “Notas para una lectura de Cortázar” y “Los silencios significativos” de Héctor Schmucler; “Cortázar: los modos de la ficción” de Nicolás Rosa; “Explicación de un Dios cotidiano” de Oscar Masotta; “Antonio Di Benedetto y el objetivismo” de Juan Jacobo Bajarlía; “Reportaje a la tentación de muerte” de Augusto Roa Bastos; “Rodolfo Walsh: la narrativa en conflicto de las culturas” de Ángel Rama; y “El lugar de Juan José Saer” de María Teresa Gramuglio.

 

(Actualización agosto - septiembre - octubre - noviembre 2004/ BazarAmericano)




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646