diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Mi utopía sería tener todos los libros que salen. Esto, que hace 40 años era casi imposible, hoy es más imposible todavía. Como no me da el espacio físico para tener todo lo que sale, y sólo por eso, tengo que seleccionar. Y cada vez hay que seleccionar más. Es impresionante la cantidad de cajas de libros que recibimos y devolvemos. Hay mucho material que entra a la librería y directamente va al depósito. Si alguien me pide uno de esos libros, lo rescato del depósito y se lo vendo. Pero hay mucho material que no se exhibe nunca.
Para seleccionar priorizo antes que nada la calidad literaria. En cuanto a los sectores que más priorizamos, son literatura, poesía, filosofía. Vienen poetas de todo el país e incluso del mundo a comprar a la librería. También muchos estudiantes, que saben lo que tenemos. No somos un comercio, creemos en la literatura.
Hago cuatro o cinco importaciones de libros desde Europa por año, pero con la suba del euro la participación de las importaciones se redujo muchísimo. Durante la convertibilidad, con el 1 a 1 hasta las obras de Borges traía de España. Era más barato traerlo que comprarlo acá. Igual, por supuesto, prefiero el momento actual, con muchas editoriales chicas, editando muy bien, muy buenos libros, y con ventas muy interesantes, y con otras editoriales, como Siglo XXI, que volvieron al país.
En las mesas pongo lo que creo que se va a vender más. La lista de best sellers de La Nación. Es un material que rota muchísimo. De todas formas, el concepto de best seller, en los últimos años, se ha ampliado muchísimo, se ha diversificado. Ahora se vende mucho el policial (Mankell, Mavrakis, Larsson), y algunos son muy buenos. Incluso entre los infantiles ahora hay best sellers, como las sagas de Harry Potter, Narnia, Amanecer.
El ritmo de edición de novedades es insoportable. De algunas partidas que nos mandan los distribuidores, más de la mitad lo devolvemos inmediatamente. Yo creo que eso se explica en parte porque, culturalmente, en los últimos años hemos ido dando pasos y conquistando espacios interesantes. Además, porque me parece que las editoriales han logrado vender sus productos a muy bajo costo, incluso en otros mercados de América Latina.
Me interesan mucho los lanzamientos de escritores argentinos. Me interesa que funcionen. Los lectores tienen que tener una curiosidad por lo que se está escribiendo en la actualidad, a la vez que los escritores tienen que leer lo que escriben sus contemporáneos.
El 2009 fue un año muy duro. Parecía que la cuestión iba a mejorar, pero a partir de octubre claramente estamos trabajando en un mercado a la baja. Se han editado bastantes cosas en libros de bolsillo, las ventas vienen creciendo pero creo que se tendrían que vender muchísimos bolsillos más. Me da la impresión de que todavía no son lo suficientemente baratos.