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¿Qué es un objeto de investigación?*

Flavia Garione

¿Qué es un objeto de investigación?*

Sobre:

Poesía & felicidade: una lectura de Angélica Freitas, Cecilia Pavón y Fernanda Laguna, de Eduarda Rocha, Rio de Janeiro, Macabéa Edições, 2025

Conocí a Eduarda Rocha después de la pandemia, en un momento impreciso entre la vuelta a las actividades académicas, civiles y sociales. Eduarda vino al Festival de Poesía de acá, número 15, donde bailamos el vals, hicimos un altar colectivo y nos volvimos a reinventar en un año difícil, uno de esos en los que nos quedamos, como tantas veces, sin subsidios para llevar adelante el festival. Quizás estábamos reprimidas y algo deprimidas después de esos casi dos años de encierro regular, pantallas y distopía viral. Por eso lo que dice su prologuista, Susana Souto, comienza a resonar: en el Festival de Poesía de Mar del Plata se abre un vínculo de poesía, amizade, pesquisa y feminismos que plantean distintas idas y venidas en la cartografía: de Mar del Plata a Buenos Aires, de Buenos Aires a Mar del Plata, y de Mar del Plata a Río de Janeiro.

Entonces, leo el libro de Eduarda sobre tres poetas que también han ocupado mi cabeza por mucho tiempo —Angélica Freitas, Cecilia Pavón y Fernanda Laguna— y pienso en esos cruces, en los aviones que van y vienen, en los mensajes, los mails, de nuevo la poesía, el feminismo y la pesquisa, todo junto y todo a la vez. Porque las mujeres no —y nos achacan eso cada vez que pueden— pensamos las cosas separadas: pensamos todo junto y al mismo tiempo.

La primera pregunta que se abre al leer el libro de Eduarda es: ¿qué es para nosotras un objeto de investigación? Ese que tenemos que definir objetivamente, regulado por un marco teórico en nuestros proyectos académicos. ¿Por qué se llaman objetos si, en este caso, son seres humanos que —como dice Eduarda— cambiaron el rumbo de nuestra biografía, de nuestro trabajo y de nuestras vidas?

Eduarda se va haciendo amiga de sus “objetos”, impulsada a escribir por ellos, y encuentra un universo de referencias, libros, espacios nuevos de la ciudad de Buenos Aires. Es preciso volver a preguntarse por esta categoría fría de laboratorio de análisis, sobre todo si estamos escribiendo sobre poesía contemporánea. Más aún si quienes escriben se hacen nuestros amigxs en ese proceso de escribir sobre ellxs. Escribir sobre poesía no es, quizás, escribir sobre un objeto, sino sobre esas redes de afecto que, en este capitalismo aberrante, que vivimos, nos vemos impulsadas a construir para sobrevivir. Para ser, justamente, felices: poesía e felicidade.

En este sentido, Eduarda investiga, entrevista, escribe, traduce, asiste a los talleres de poesía de la poeta que investiga, va a Belleza Fiorito, va a lecturas de poesía, se camina todo Buenos Aires. El cuerpo que se pone ahí es total y completo. No es menor que el libro comience con los acontecimientos históricos, sociales y políticos que la misma Rocha atravesó al comenzar esta aventura: “ingressei no doutorado na Universidade Federal de Alagoas (Ufal) em 2016, com 25 anos recém-completados, em meio ao golpe de Estado que então presidenta Dilma Rousseff havia sofrido.”

Esa referencia es importante porque ahí empezó algo —el advenimiento de una derecha fascista— que no pudo detenerse. Y también, como contrapeso a esto, una primavera feminista que dominó las calles por esos años. Esos sucesos no son menores porque volvieron a plantear la pregunta por el objeto de investigación (qué es un objeto de investigación), y también: ¿qué hace una crítica de poesía? ¿Se trata de una articuladora de mundos, de transferencias y traducciones, una buscadora de materiales cuya función es hacerlos circular y expandir su alcance político?

La relación pesquisa–vida comienza, en este libro, con un viaje a Salvador de Bahía, donde Pavón y Laguna –poetas argentinas– traman la narrativa de origen de Belleza y Felicidad, a fines de los 90, cuando descubren en las lojas de la costa la literatura de cordel. Se abre ahí, entre los objetos humanos de investigación de Eduarda Rocha y nosotras, en este espacio de Río de Janeiro en el año 2025, un portal del tiempo sobre el que hay que indagar. Los poemas mudan del papel, de las plaquetas y los libros, y se transforman en una materia pensante y transtemporal, con efectos no siempre previsibles.

Este libro empieza con Um útero é do tamanho de um punho (2012) de Angélica Freitas, que, como dice Rocha, es un puño fechado, cerrado: “imagem símbolo da luta e da resistência de grupos feministas, de direitos humanos, civis, trabalhistas, isto é, dos movimentos progressistas em geral.” Y con la conexión que esta poeta (Freitas) establece —un linaje entre tonos— con la poesía de la argentina Susana Thénon (1935–1991) y su pregunta sustancial, aún no contestada: “¿Por qué grita esa mujer?”.

Con la referencia al blog de Freitas como sistema de referencias y vínculos, Rocha también da cuenta de ese momento creativo de Internet en la primera década de los 2000, en el que se retuerce el formato (la interfaz) hasta transformarla en una herramienta compositiva que también aparece en la poesía de Hotmail de Ceci y Fer.

La poesía procesa todo eso que tiene alrededor, a comprender críticamente —en un estado preteórico incluso— los factores biologizantes que son limitadores para las mujeres. Comienza a escuchar las voces queer, a incorporar todo aquello que el hombre blanco, hetero, cis, y su mundo patriarcal menospreciaban: la cultura queer, las canciones pop, mujeres lesbianas, gays, disidencias de género. Aparecen algunas consignas en este tramo que Rocha retiene para pensar: literatura como máquina colectiva de expresión, escribir a la mañana, publicar a la tarde. Esto reformula la idea de libro, cuando Laguna dice: “No son plaquetas. Para mí las fotocopias de B y F son libros.”

De este modo, la poesía puede exponer la relación de la literatura con el mercado en la medida en que —como dice Eduarda— las poetas valorizan el deseo de circulación por cualquier criterio literario. Aunque me pregunto también si no es la literatura la que cambia sus criterios.               Una literatura que no es pensada para ser guardada en la biblioteca o en la librería, sino —y acá su carácter aglutinador— como materia conceptual, en proyectos en comunidades villeras como Belleza Fiorito, en comedores gourmet, en piezas visuales, en banderas en las calles, cuando Rocha recupera las intervenciones artísticas de las marchas por la legalización del aborto en Argentina durante 2015, 2016, 2017, 2018, 2019: el telo de lesbianas y la iglesia de cartón para realizar la apostasía en las marchas. Rocha recupera, en este sentido, un concepto de Palmeiro que me parece clave: subjetividades border. Líneas de fuga poética. Una práctica de escritura que luego —más en Laguna que en Pavón— pasa directamente a las calles.

 

Eduarda destaca cómo la poesía de Cecilia Pavón levanta la idea de fragilidad e incerteza, duda, amateurismo, en oposición a la fuerza. Aparece el poema pensado como objeto de conocimiento. Ahí también advertimos la idea —propuesta por la misma Pavón y, para mí, problemática— de lo espontáneo. Dejo abierta esta pregunta para que conversemos después: ¿puede pensarse lo espontáneo como una serie de estrategias en sus poemas, como procedimientos, en realidad, conscientes, intelectualizados, no tan espontáneos?

Esto se enlaza con otra pregunta de Fernanda Laguna —“¿Qué hacés poema de mí?”. Quizás en Laguna la fragilidad se vea con más contundencia, como motor de su práctica. Y acá aparece algo que dice Eduarda que me interesa: “Como a poesia poderia produzir novas subjetividades? A poesia poderia ser uma forma de micropolítica? De que maneira o que está fora entra no poema e o que está no poema escapa para fora?”

Eduarda advierte que hay una continuidad, un devenir, en la construcción de un sujeto colectivo en Laguna, desde el Manifiesto Re-volutivo 2001 donde se anuncia la revolución de las amas de casa hasta el plural de “Se terminaron los 90” (2018): “Hoy se terminó la poesía de los 90/ con los pactos de los poetas que se cubrían/ algunos de esos poetas que nos trataban de putas, / de idiotas” y más adelante dice: “nosotras comandamos la libertad de la fiesta por sobre / lo bueno / haciendo medialunas con el cuerpo con pañuelos verdes / bailando / atajando bebés en medio de las lecturas’.”

Con ese advenimiento y ruptura, Rocha caracteriza el engranaje político que se va formando en la poesía de Laguna, en la que aparece una presencia afirmativa que va ingresando al feminismo o quizás siempre estuvo ahí, porque ya desde sus inicios venía pensando el trabajo reproductivo y de cuidado, la justicia social y el buen vivir.

Por eso, lo interesante —creo yo— del libro de Eduarda es que su análisis permite comprender la poesía como proceso: en su devenir político, cultural y militante, en su capacidad de transformación, y en sus posibilidades de acción de cara, incluso, a nuestro futuro, en una Argentina que es muy difícil de procesar en este momento. Creo que el libro de Eduarda es importante para seguir pensando desde acá, como una invitación que se abre hacia otros y hacia otras líneas de investigación, desde el poema como una práctica que no se inscribe necesariamente en un libro, que no se enciclopediza, que incluso se aleja de lo que nos gustaría leer y pensar. Dice ella, casi al final:

A poesia não está mais restrita ao livro impresso, circula nos slams, nas redes sociais, nas canções, nos muros das cidades, o que beneficiou as literaturas escritas por grupos antes marginalizados, como mulheres, dissidências de gênero e pessoas não brancas.

 

 

*Texto leído en la presentación del libro el 22 de mayo de 2025 en Cazota Bar, Lapa, Río de Janeiro

 


Septiembre • Noviembre 2025

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