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Asunto: RE: (II)

maría eugenia lópez

El mié, 13 dic 2023 20:06, María Eugenia López escribió:

Querida mía, me gustaría comenzar esta carta con el recuerdo de la ballenera de Quintay. Supongamos que queremos pensar el territorio este cuyo límite son los océanos y escarbar la arena como los niños con las palitas de playa para ver qué estructuras aparecen. ¿Qué podríamos decir, dos mujeres, de algo como una ballenera en América? ¿Qué hay de esos cuerpos inmensos que se desintegran en la superficie terrestre que nos diga algo de nosotras? ¿Podemos, queridísima, pensarnos quemando azúcar para no oler la muerte?

 

El vie, 22 dic 2023 12:12, María Eugenia López escribió:

Hace poco te vi en el desierto. Se te veía feliz. Una conexión que entendí que tenías con tu entorno porque hago tejido con lo mismo. Hilos de nuestros abuelos, que cuando éramos niñas nos señalaban las cosas: esta es una semilla de árbol; esta es una cáscara de huevo; este es un camino de hormigas y hay algo que se llama oso hormiguero; esta es la palabra “menudo”.

Amiga, más de una vez me han tachado de hacer familia con cualquier cosa, de cualquier modo. ¿Qué es para vos, en el otro extremo de América del Sur, una familia?

 

El dom, 14 ene 2024 11:04, María Eugenia López escribió:

Corazón, nos han enseñado que el desierto está lleno de nada. Millones de cositas no húmedas, no verdes, no flexibles quizás. Pero alcanza con callarse y tocarlo con el ojo, con la parte más trasera del olfato, con el oído que toca el ojo y el gusto, para que la gramática estalle. Todos los partos, incluso en el desierto, son húmedos. Nuestras cartas están hechas de lo mismo que tejía tu abuela y por eso lloro.

 

El dom, 18 feb 2024 10:38, María Eugenia López escribió:

¿Te acordás, amiga, de cuando éramos cachorras? El mundo llegaba apenas unos metros más allá de donde ilumina el sol, y eso que los cachorros tienen una vista inigualable. O quizás por eso mismo. El territorio estaba tan plagado de cosas tan pequeñas que era inmenso ocupando una manzana. Si hubiéramos tenido idea de patria [pero no había entonces idea de jurisprudencia, ni de historia, y la economía estaba ligada a la administración del tiempo y la lactancia], se hubiera parecido a lo que veo por mi ventana en este momento: una araña plateada de jardín formando una X con las patas en su tela salpicada de llovizna. La araña espera y el sonido nos ayuda a calcular la distancia. Trueno, un segundo, dos segundos, tres segundos, relámpago: la tormenta está a un kilómetro. Es decir, no existe, es pura lengua, porque más allá de los cien metros no hay todavía habitación imaginable. Una vez leí que, a diferencia de nosotros, los pollitos pueden recomponer la imagen fragmentada de su madre. A lo lejos, una pluma, una cresta, una uña asomando entre las plantas son una madre. Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas rotas.

Mayo • Agosto 2025

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