diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
Editora
Consejo editor
Columnistas
Colaboran en este número
Curador de Galerías
Diseño
C. E. Feiling, Amor a Roma, Buenos Aires, Sudamericana, 1995.
PRÓLOGO A LAS SÁTIRAS
Ni en la hípica fuente me hice gárgaras
ni hubo siesta, borracho, que en bicúspide
Parnaso yo pasara: ¿soy “poeta”?
Invoquen a las Nueve, beban agua
mineral de Pirene los que portan
hiedra en torno a las sienes; yo villano
al templo de los vates traigo un canto.
El loro, ¿cómo aprende a decir “Hola”?
¿Por qué intenta la urraca unas palabras?
El vientre es el maestro de su ingenio,
artífice en seguir voces negadas.
Y tú mismo, lector, si te pagaran,
que esos cuervos poetas y poetisas
dan néctar de Hipocrene jurarías.
HIMENEO
Grillo y estrella, grito
de Stentor al
muro teucro y alto,
críspase amor.
Arúspice, ¿qué amor
rompe el espejo?
Lituus y cruz, mero
élitro su
semen impele el novio
sobre la virgen.
¡Que nublándose arác
nido ora amor!
OTRA YO
Irresistible rapta faz, irrita
voraz aun más que báratro terrible
(híspido hendido pero jamás impe
dido de eneidas),
dorso venéreo, un desdoro darse
contumaz. ¿Putito apenas, a secas
puto? ¿De aéreo puñal y brusca
rúbrica, fusta?
Sangre lubrica pero gresca asusta
al cíclope piloso y siempre ciego,
ludibrio calentón, anal de lúes
largas y ledas.
FEO EN EL COITO...
Feo en el coito y breve es el deleite
y Venus trae el tedio en un instante.
No entonces como el lúbrico ganado
caigamos de cabeza, ciegos, pronto
(pues languidece amor, perece llama);
sino así, así, sin fin festivos
contigo yaceremos entre besos.
Ningún trabajo aquí, rubor ninguno:
sólo el placer que place para siempre,
el que nunca decae y siempre empieza.
AMOR DE ELEGÍA
Labró exicial y ex
abrupta en elegía cuando glabro
mi labio gleba. Sex-
appeal blandió venablo
que nada pudo hender, pues yo me abro
quelaba en la fulera
costumbre y consabida. Turbio elíxir
turbaba todo y era
lejía, donde lixi
viaban las rimas mal que arriba dixi.
¡Cáspita! Avunculados
años vendrán aún, daños y ñañas.
Adocenados hados
acendrarán sus sañas,
y versitos habrá de aquestas mañas.
OÍDOS SORDOS
¿Que un tósigo la fiebre encaramada
extingue de las horas, y escatima
legumbre ni animal ni enjalbegada
viejita conculcar? ¿Que amable vulto
preserva el cirujano, mas no atina
su tajo a suscitar, del pene enhiesto,
heroico borbotón? ¿Que un gayo gesto
estría es de los vermes, vericueto
protervo donde prístina soflama
repliegues cubrirán, como a repleto
estigma de tumor? ¿Que tarde clama
esfínter cuando clíster poco goza
de asilo en la vejez, y el agua fría?
¿Entiende tales voces la mocosa
cerril, que me sacó
carpiendo el día?
¿O pulsar un amor requiere plectro
complaciente y mendaz, cuyo meneo
no hipómanes evoque, sino electro
las carnecitas finja?
Al voleo:
retruécano de Angélica es Medoro:
“dejémonos de justas, que mañana
ni sana hosanna, colita de rana
quedará
ni el loro”.
GARDEZ L'EAU
Elsa G.
Reflexione el viandante. Cuantas veces acosa
su molicie a la tersa
superficie esmaltada, ¿logra loza
preservar la mierdita, o es que inmersa
en agua se disgrega la masa del simposio?
(No seamos tan mersas.)
Cenotafio del ocio
arómatico y breve, oh peregrino
construyen tus entrañas: labra también emocio
nada progenie túmulo, mas nada adamantino
es el diente o el ojo, las legañas
no esconden oro fino.
Esculpe tus hazañas
(“entonces, cuando el negro se levantó esa gorda...”),
o exculpa a tus amigos si retañas
la ausencia del elogio como de orda
lías herida. Fragua
una excusa mejor que la indolente y sorda.
Agua va el epicedio. Guarda el agua.
QUINTO CENTENARIO
Pastores llorosos, locos,
fabricaron Jorge y Gil:
poemas fueron sus mocos.
¿Amores? No hallaron pocos
(allí es primavera abril)
pastores llorosos, locos.
De la pimienta y los cocos
la hoguera, el garrote vil,
poemas fueron sus mocos.
Mezquitas tragaron, zocos,
como polilla un candil,
pastores llorosos, locos.
La condena sin revocos
sorbieron de Arauco y mil:
poemas fueron sus mocos.
Ahora sólo unos pocos
nos quedan (con Pecos Bill)
pastores de amores locos
y sus poemas, los mocos.
LINGÜÍSTICA GENERAL
At non effugies meos iambos... A Beatriz
Rosario L. y María Laura P., que tantos
favores me han hecho.
Prevenga de estas dos, espanto y cieno
(que Kodak es atroz cuando se asusta),
al incauto mi foto; verá un pleno
pandemónium de brujas incombustas,
una tribu de tríbadas, Gestapo
en forma de Instituto de Lingüística.
No descuide el que pasa mi estadística:
visten Laura y Beatriz a todo trapo,
trasudan los ijares, sus bigotes
sobre el belfo acicalan con prestancia;
en su rara afición por la ignorancia
de Saussure ni conocen los palotes
–sabrá que se dedican a la Lengua,
pues su afán de lamerse nunca mengua.
ANIMAL DESPUÉS
¿Aceptan misacantanos,
tras vino aguado con Ite,
que nuestro escaso convite termine cuando unos tanos
se ponen a chillar: “Danos
la páchem, dómine, bitte”?
¿Evitás vos por esfuerzo
de rimmel trocado en sable
que azogue de mármol hable? ¿Que parezca con perverso
etreum, etreum el escuerzo
verdad eructar durable?
A todo le tengo miedo;
seguramente una gruesa
araña bajo la mesa se mueve mientras yo cedo
al sueño, vos al remedo
del sueño que me atraviesa.
¡Atiza! Son sicofantes
tus arrugas, mis babitas
que yacen cual pobres citas (ni Guidos ni Cavalcantes)
sobre la colcha –tunantes
más débiles que contritas.
BLASFEMAR EN VANO
Anselmito y Gaunilo, como el resto, profesaban el culto de la latría;
lo creían absesto
con que eludir de Averno los ardores, antibiótico incluso y panacea
de la peste que Ores
tíadas trama, dando largas Troyas. ¿Bromuro les pondrían, paregórico,
belladonna en las ollas?
La cuestión es que nuncapoluciones (estratagema torva de la Bestia)
al cilicio en fricciones
superaban, Paráclito filioque. Sobre cierto argumento, sin embargo,
parénesis no innocua
al Santo le hizo el Monje. Compruebo con mi pobre hiperdulía
sus razones; conje
tural atribución es la existencia. Si tal poder tuviera algún concepto,
tendría esta decencia:
la mujer que imagino hasta las lúnulas, el más perfecto coño me darían
mis infolios y súmulas.
EL PÁLIDO REFLEJO
En mis versos, con rapto rugiente,
la tormenta me empuja y me mueve;
mas no soy de ese tipo de gente
que verás en la playa si llueve.
Estar lejos del riesgo es mi lema
cuando el viento parece remar
con brazadas potentes que dejan
jabón en el mar.
Aferrado a los trapos escasos
de los muertos que plagio, yo trato
de creerme su hermano y fracaso:
mi calaña descuida el recato.
La verdad sobre el tiempo recobra
fulminante fragancia fatal;
todo esto parece que es obra
del viento en el mar.
Fama escapa a febril presunción
que en un mástil izarla querría;
no requiere una gran discreción
saber cuál de las dos es mía.
Ni es un gran titular, supongo,
que un poetastro incapaz de rimar
hallará a sus lectores muy pronto
cansados del mar.
(Actualización marzo-abril 2011/ BazarAmericano)