RESEÑA SOBRE “EL SUEÑO DE LOS PRONOMBRES”

“Poemas de sentido alegórico”, por Víctor F. A. Redondo*

Francisco Gandolfo (1921) y poetas que se reunieron alrededor de la revista “El Lagrimal Trifurca” desarrollan desde Rosario, desde hace varios años, una importante tarea de creación y de difusión de la poesía argentina. Ya el nombre del grupo (“Rechinan dos carretas contra los martillos hasta los lagrimales trifurcas”, del Vallejo de “Trilce”) indica cierta tendencia que, al igual que muchos grupos americanos y argentinos que buscaban renovar el lenguaje poético, marcó su trayectoria, al menos en sus inicios.
Gandolfo acaba de editar su cuarto libro (“Mitos”, 1968; “El sicópata”, 1974; “Poemas joviales”, 1977), titulado “El sueño de los pronombres”. Si bien jamás una crítica puede suplantar la lectura de un libro, y se trate de salvar esa distancia con el recurso elegante de la cita, en este caso es imprescindible dar una relación directa con el texto para entender, en parte, de qué (y cómo) se trata en él.
El libro se divide en tres sueños y una Declaración Final. El primer sueño comienza así: "Ella los convenció/ de que tenían que rechazar al Otro/ Cuando el Otro llegó/ paróse entre ambas puertas/ mirando a Ella ante la mesa/ al fondo de la pieza iluminada/ Ella no miraba al Otro que la miraba fijo/ sino que/ con rostro muy preocupado y como pidiendo ayuda/ miraba con intensidad al Yo y al Ello/ que estaban en otra habitación a oscuras”. Este planteo, tanto en el modo narrativo como en cuanto a los personajes, se repite casi invariablemente a lo largo del libro (Por momentos uno estaría tentado a creer que se trata del esquema básico de una obra de teatro, cuyos movimientos y el sentido de !os parlamentos se hallan, explícitos o esbozados, a lo largo de los tres sueños. Teatro, en todo caso de caracteres psicológicos, cuyos personajes son `los héroes de la mitología moderna´: el Ello, el Yo, el Otro, Ella.
A través del libro -donde el estilo y el ritmo, ya 1º dije, se mantienen sin alteraciones- se van ordenando distintas situaciones narrativas de un marcado sentido alegórico. Por momentos parece tratarse de caracteres psicológicos puros, en cuya interacción iríase desarrollando una exposición -repito: alegórica- de su funcionamiento; y por momentos parecieran estarse refiriendo a una realidad muy concreta y cercana donde, bajo la máscara, del Yo, del Ello, etc., se escondieran personajes históricos recientes. A través de múltiples peripecias nos encontramos con que: "El Yo y la Otra sufrieron/ la dolorosa muerte de Ella/ unidos por 1a paradoja del contraste/ que los enfrentara en la incomprensión". (...) "A la muerte de Ella/ la otra pasó a ser/ directora de cultura" (..) “Cuando televisaron el acto donde asumió la Otra/ presentaron su familia/ como si fuese sagrada" ( ... ) “la mártir Ella/ cuya memoria perdura/ como rosa de cielo/ sustenta en espíritu la vida". La obvia deducción que se desprendería de estos versos no se muestra tan clara en el resto del libro, todo depende del grado de suspicacia del lector. Lo que se puede afirmar es que “El sueño de los pronombres”, y es un mérito, admite varios niveles de lectura.
Evidentemente Gandolfo no busca deslumbrar con el lenguaje (y digo deslumbrar en un sentido positivo), no busca la imagen que brille por sí misma, que sintetice. Por el contrario, su valor reside en haberse "jugado" a un esquema inflexible que va desarrollando golpe a golpe, a ratos monocorde, con toques sutiles de humor, pero siempre fiel a si mismo y a lo que se propone. En la Declaración Final cada uno de los “personajes” (los pronombres) definen sus características peculiares. Así el Ello dice: "El Yo y el Otro son economistas represivos/ que crean civilización/ y serios complejos" (...) "yo controlo/ y si ambos llegan a Inquisición o usura/ libro el exceso acumulado/ en fuegos de artificio o muerte".
El Yo, por su parte: "He presentado al Ello en sociedad/ pese a sus indiscreciones"
(...) "le enseñé a respetarse/ y respetar a los demás/ a través del raciocinio y la cultura/ para devenirlo hombre". El Otro se explicita: "Me deben la ética/ humanamente posible"(…) "soy la debilidad de Ella/ la plenitud del Yo/ el equilibrio del Ello". Y Ella, siguiendo una jerarquía que parece ser un rasgo de América, dice: “... muero por el Ello/ suspiro por el Yo/ adoro al Otro/ la danza continúa/ el verbo no existe aquí/ la música lo expresa/ todo vive/ goza y muere de imposibles/ soy el alma / soy la madre de los tres/ y existo dentro de ellos". Con estas palabras se cierra “El sueño de los pronombres”, poesía que establece con el lector una relación no poética sino narrativa rica en matices y posibilidades interpretativas. Puesto que El Lagrimal Trifurca opera fuera de los circuitos comerciales, debe solicitárselo a El Búho Encantado, Ocampo 1812, (2000) Rosario.

*Nota. Se publicó en “La Opinión Cultural”, el 1º de febrero de 1981. “El Búho Encantado” era la colección de poesía que dirigía Francisco Gandolfo. Posteriormente Gandolfo fue invitado a participar en una lectura con el grupo de la revista “Ultimo Reino”, en Buenos Aires (O. A.)